miércoles, 26 de febrero de 2014

Cosas que me encantan

Los amaneceres del "Rinconcillo", después de una caminata y tomando un café en el "Botavara".
Los atardeceres en Tarifa, sentada en las dunas mirando como se oculta el Sol dentro del agua, como le da paso a la Luna que ya hacía rato reclamaba su lugar y su tiempo.
Atardecer en su defecto si pudiera cada día de mi vida en "Café del mar" en Ibiza, "sorbeteando" un mojito o un margarita escuchando chill-out de fondo, aplausos, silbidos y alguna que otra lágrima, mía, piel de gallina, emociones infinitas y ganas de seguir sintiéndote viva y compartir ese momento con tantas personas que no conoces de nada, pero se emocionan tanto o más que tú.
El olor a leche caliente, en cazuela de toda la vida.
El olor a pan tostado.
A jazmín y dama de noche.
A veranos frescos en la terraza de mi madre, meciéndome abrigada con un chal para la humedad.
Las tardes de café con amigos, con palabras que terminan en risas y en otro café hasta las tantas.
Caminar descalza por la arena cuando está dura y se rompe bajo tus dedos.
El sonido del mar por la noche, cuando solo hay silencio, una toalla, una buena compañía, una bebida, y tú.
El olor a incienso.
A hierba mojada del rocío de la mañana sobre las hojas y las margaritas blancas y amarillas que arrancas para adornar el pelo alborotado de recién levantada.
Pisar la hierba con los pies descalzos y juguetear con los deditos.
Mirar por la ventana, con un café humeante en la mano, y pensamientos también humeantes...
Apretar el dedo sobre cualquier superficie cóncava que se amolde a mi dedo a la perfección.
Enroscar mi dedo en el pico de la sabana, de la almohada, de la camiseta o cualquier superficie lisa, suave y fresca.
Jugar con las páginas ya leídas del libro que en ese momento esté leyendo.
Darle vueltas a un mechón de mi pelo y deslizarlo suavemente por el dedo.
Tumbarme en la alfombra boca arriba, y acariciarla con las palmas de las manos hacia abajo, mientras escucho música.
Morderme la yema del dedo gordo cuando estoy nerviosa.
Hundir la mano en granos de arroz y escuchar el sonido que hacen al apretarlos.
Andar a solas escuchando música y pensando como será la vida de las personas que pasan por mi lado.
Las flores disecadas, que ya que han muerto, que sigan valiendo para algo.
Encontrar pétalos de rosas en mis libros que olvidé que había colocado.
Los pensamientos contrafácticos, aunque se que ni son buenos ni valen de nada, pero me gusta a veces imaginar...
Las fotos antiguas.
Las canciones antiguas.
La ropa que huele a suavizante y no hace falta echarse colonia porque ya hueles a limpio.
Apretar los botones del mando a distancia o del teléfono todos a la vez constantemente, sintiendo como se hunden bajo mis dedos.
Las bolitas de nieve.
Despertarme y que entre un poco de luz por la ventana.
Sentirme pequeñita en un abrazo.
Quedarme en silencio, un ratito, con los ojos cerrados, intentar poner la mente en blanco y no ser capaz... nunca, pero sigo intentándolo.
Leer con un té por delante y unas galletitas, con calma, sin mirar el reloj porque me importa bien poco porque no tengo nada mejor que hacer que entregarme a mis personajes.
 

 Sentarme delante del ordenador, no saber que hacer, solo poner música y dejar que salga lo que tenga que salir... y aquí estoy... con alguna de las cosas que me encantan en la vida..

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