lunes, 23 de febrero de 2015

Reflexiones varias...

Hay días que me pesa pensar. Me pesa el alma, el pasado y el futuro. El presente no me pesa cuando cae la noche, aunque lleve más horas que la mañana. Cierro los ojos aunque no duerma, porque para soñar se sueña mejor con los ojos cerrados, aunque no sea imprescindible dormir  para soñar, ni soñar mientras dormimos.
La música suena constantemente aunque no prestemos oído a ella. Suena de fondo en nuestras vidas, en nuestro pecho, en la almohada cuando recostamos la cabeza. Suena en el corazón constantemente. Suena el corazón.
A veces sigo haciendo como cuando era pequeña... repetir una palabra sin parar hasta que pierde su total significado y te cuesta reconocerla (extrañamente debería ser al revés), e igual ocurre en la vida, nos empeñamos en repetir y repetir y repetir acciones, gestos, sentimientos, pensamientos, que no nos llevan a nada y llegamos a perdernos dentro de ellos y a no comprender nada.
Pero el mundo es redondo dicen... una pescadilla que se muerde la cola... un sin fin de finales alternativos en el que nosotros somos los actores y directores de ésta gran "tragicomediaccionthrillerdramamance" que constantemente nos empeñamos en vivir como mero espectador.
Aprendemos de los errores. Decimos mentiras. Tropezamos con la misma piedra. Tiramos piedras. Nos encariñamos con ellas. Después nos pesan y las dejamos en el camino, para que venga otro y tropiece.
Cometemos más errores de los que podemos admitir mentalmente, pero tenemos la capacidad de autodisculparnos con absurdas excusas...a las que llamamos motivos.
Nos encanta la paja del ojo ajeno, y odiamos los espejos, excepto para mirarnos y enseñar al mundo la cara que queremos que ellos vean.
La que tenemos de recién levantados sin maquillaje, sin peinar y a cara lavada la dejamos para la gente que más nos quiere. La que aguantan nuestros despertares y nos conoce en todas nuestras facetas. Las buenas, las malas, las menos buenas y las menos malas. Las que a veces no tienen porque aguantar.
Las mil y una cara que vamos adquiriendo en el camino. Las de la infancia, que en momentos introspectivos asoma. Las que vamos adquiriendo con la edad y vivencias. Las genéticas. Las que ensayamos para parecer interesantes, guapos, simpaticos...las que damos al mundo. Las nuevas que desconocemos. Las que determinadas personas te sacan sin que tú lo sepas (esas y las de la infancia son las mejores).
Amamos y odiamos, sin medida, sin miramientos temporales.
Odiamos aquello que amamos y amamos aquello que odiamos. Nos sorprendemos cuando deberiamos odiar y realmente amamos y viceversa. Porque somos así de imprevisibles y estupidamente irracionales....


Lo bueno y lo malo en la vida, es esa particularidad agridulce de la incertidumbre. De no saber si reír o llorar, de no controlar nosotros cada segundo. De ser dueños de nuestra vida sólo porque así queremos creerlo. De tener la capacidad de sonreír y derramar lágrimas con los sentimientos. De ser humanos en cada momento.
De ser. De sentir. De vivir aunque nosotros no lo hayamos pedido...
De ser un regalo y tener un regalo antes de haber nacido. Y tener, siempre, la opción y oportunidad de vivirla, y vivirla como queramos.

jueves, 19 de febrero de 2015

A veces también hay grises

Es tan difícil luchar contra algo, el cual ni siquiera sabe que estás luchando... algo quizás que ya se ha vuelto intangible de tan lejano e inalcanzable que es... algo que quizás ya ni existe y estás derrochando tus fuerzas sin motivo alguno.
Luchar contra nosotros mismos incluso, contra nuestros impulsos e inquietudes que no nos dejan avanzar, que sólo nos hace retroceder años atrás, para hacernos sentir mas perdidos y vulnerables incluso...
A veces dentro de ese mundo de colores en el que se lucha por la felicidad constantemente, nacen nubarrones que nos impiden ver nada más allá de lo que tenemos ante nosotros, y en realidad... nada más allá de lo que tenemos tras nosotros.