lunes, 26 de agosto de 2013

Carta de una abuela

Carta de una abuela (fragmento de "La hora de las gaviotas")
 
Te veo jugar y pienso en la fortuna que tengo de tenerte a mi lado. En que estos ojos que tanto han visto y ya poco ven, puedan verte crecer día a día, paso a paso.
El ayer es para mi como un mismo día unido en dos, pues tanto he vivido que el tiempo para mí pasa lentamente.
Nada espero ya de ésta vida, todo lo tengo, todo lo que he tenido y lo que tengo es solo para ti.
Eres carne de mi carne, el fuego de mi hoguera, eres el corazón de mi cuerpo, el latir de la esperanza... Lo eres todo, y yo, desafortunadamente, ya no soy nada.
No soy más que un estorbo que te mira atentamente, con admiración, observando como colocas cuidadosamente tus muñecas en sus sillitas de madera, que con tanto cariño me pediste un día y con tanto cariño yo te regalé.
Un día despertarás y ésta anciana no despertará contigo, no se despertará para ti, y siento miedo de que esto te afecte, de que te haga llorar.
Siento miedo de que no me recuerdes, de que yo sólo haya sido una figura borrosa, marchita y arrugada en tu memoria. De no ser abuela más que en las fotos que tus padres te enseñen. Quiero ser para ti lo que tú eres para mi, o al menos un destello de lo que tú eres.
 
Lentamente voy despidiéndome de ti, en este instante incluso, con ésta carta de confesión que espero de mayor comprendas.
Te veo y sonrío, te miro atentamente y lloro en silencio. Pequeñas lágrimas juegan entre mis arrugas y mis ojos empequeñecen entre ellas. Mis manos, temblorosas y con pliegues, entre los que sostengo ésta pluma, están deseosas de acariciar tu cabello, tus rizos, ya despeinados de tanto jugar durante el día, a pesar de que ésta mañana con tanto cariño y esmero te cepillé y coloque tus lacitos, mientras tú, al mismo tiempo, peinabas y adornabas el cabello de tu muñeca preferida, y seguidamente me dabas un beso y salías corriendo con ella gritando "Gracias abuela", mientras yo veía tus rizos desaparecer por el pasillo.
Son estas cosas las que a mi me llenan el día, hacen que cada día sea diferente al anterior, tenga algo interesante y me haga querer seguir viviendo.
Pero el dolor se encarga de recordarme que debo ir despidiéndome, aunque sea poco a poco, gesto a gesto.
¿Qué me queda ya por vivir que no esté unido a ti?
Ese sonido de cascabeles que se escapa de tus labios cuando te hago cosquillas por los pies, ese brillo de perlas blancas que dejas ver entre tus labios, tan parecidos a los míos en mi juventud. Esas manitas, regordetas y blanquitas que no tienen miedo a nada, que todo lo quieren tocar.
Esos ojitos con los que lloras cuando de noche la oscuridad pinta tu cara y sientes miedo en la soledad. Yo duermo a tu lado mi niña, no temas, siempre estaré a tu lado. Cogiendo tu mano para que no tengas miedo, alcanzándote todo a lo que no llegues, acariciándote el pelo para que duermas más rápidamente, y secando tus lagrimas para que tu rostro no se arrugue como el mío.
 
Nada me queda ya por enseñarte. Todo lo que he podido decirte te lo he dicho, la vida se encargará de enseñarte lo que falta, y yo estaré apoyándote, y es entonces cuando me recordarás, cuando recordarás las historias que tanto te gusta que te cuente, y los consejos que poco a poco he ido dándote. Es entonces cuando yo quiero que me recuerdes.
Cuando estés orgullosa de mí, a pesar de ser ahora un trasto inservible que se sienta en la mecedora de la esquina del salón, a observarte, a matar el tiempo antes de que el tiempo me mate a mí.
Recuérdame así cielo mío, y entonces tu abuela nunca morirá, tu recuerdo me mantendrá viva aunque solo sea en tu memoria.
Y así me despido de ti, querida nieta. Con unas palabras que he logrado arrancar de mi alma, que tanto tiempo llevaba reservando para ti.
Recuérdame con una sonrisa que ilumine mi imagen, no con una lágrima que la enturbie.
 
Te quiere: Tu abuela
 
 
(Con todo mi cariño a mi abuela Luisa, recordando como me cuidaba desde que tenía pañales, y como aún hoy en día, aunque pueda verla menos de lo que quisiera, sigue cuidándome y haciéndome cosquillitas) Te quiero abuela.


Y ahora que no estás... que tu tiempo se agotó... siempre permanecerás en mi corazón hasta el último día de mi vida. Te Quiero


No hay comentarios:

Publicar un comentario