domingo, 26 de enero de 2014

La vida va demasiado deprisa

La vida va demasiado deprisa... las farolas están encendidas antes de que se haga de noche.
Mis pensamientos van más allá del día de hoy, la Luna ha salido antes de que el Sol se oculte... y todos vamos siempre varios pasos por delante de lo que en realidad nos corresponde vivir.
Todo es atemporal, nos pisamos los talones unos a otros y a nosotros mismos... Corremos en pos de nuestras metas ficticias, de nuestras ilusiones y apenas vivimos nuestro día a día... quizás porque vayamos demasiado deprisa, quizás porque no queramos realmente vivir este presente y nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. Quizás porque no nos demos cuenta de nuestra existencia y no somos conscientes de que cada paso que damos influye no sólo en nosotros, sino en los que nos rodean y hasta en los que ni siquiera conocemos.

Todos estamos entrelazados por unos hilos transparentes que nos unen, unos mas fuertes que otros, unos mas vistosos, otros mas débiles... pero todos formamos parte de un todo que nos mantiene unidos. Ni el más rebelde y antisocial se libra de estos lazos...
De nada sirve romper el lazo que te une a otra persona, porque seguirás unida a ella de una forma o de otra...
El mundo es redondo... por mucho que huyamos siempre terminaremos dándole la vuelta...
No podemos huir de nosotros mismos.  No podemos huir de nada, porque ese nada es todo, y nosotros formamos ese todo... no podemos huir... no debemos correr, sólo caminar... no importa en que sentido, no importa hacia donde, sólo camina... sólo vive... y deja vivir.



Ya de paso... si quieres parar tu vida unos segundos más... pásate por aquí y hecha un vistazo... la puerta está entornada... http://samolami.blogspot.com.es/2014/01/pom-pom-pom-se-puede.html?showComment=1390753992497#c3213882107933843923

martes, 21 de enero de 2014

Fragmento 4 "Hacer de un dia de lluvia un dia de sol tras la cortina" (Zulema Guerrero Feteira)

Saco la mano de la manta y a tientas busco la lamparita para iluminar un poco este vacío. Aunque ello no me ayude a pensar con mas claridad.
Miro ahora tu foto, iluminada por esta débil luz que baña este trocito de la casa, y sigues mirándome altivo, regodeándote de mi soledad, mientras tú te fundes en estos instantes en la apagada luz de un local, rodeado de humo, regalándole música a tus oídos, saboreando licores nocturnos, y dejando tu cuerpo a merced de la ebriedad.
Y yo aquí, desde mi sobriedad manipulada, admiro tu fuerza de voluntad de no dejarte llevar por los buitres carroñeros que se esconden en las tinieblas de la noche.
Que irónica es la vida...
Que irónico es este mundo...
Que ironía...
Y pensar que hasta hace poco compartía contigo cada segundo de la noche... era tu aliada, tu fiel compañera... tu bailarina particular... la que te cantaba al oído "pasando de palabras"...
Y pensar que todo terminó... que las noches nunca más volverán a tener el mismo color, el mismo aroma, el mismo sabor...
Y pensar que el descanso de esas noches nunca tendrá la misma calidez, nunca terminaran con la misma pasión...
Nada volverá nunca a ser lo mismo... contigo perdido en el cálido mundo de la frialdad...
Conmigo reprochándome haber encontrado mi verdadero camino... y no continuar tu caminar.
Me incorporo con esfuerzo de sofá para observar por la ventana un pequeño gatito que corre bajo los coches refugiándose del frio, y me acuerdo de ti, pequeña "Aerith".
Del momento en que llegaste a mis brazos, lo que significaste para mi. El mejor regalo que me habían hecho, eras tú. Te vi allí, dentro de aquella cajita, con una pinza, tan pequeñita, tan sola, con tu lacito en la cabeza... era imposible no mirarte con ternura.
Imposible no adorar ese gesto de quien te colocó el lacito.
Y ahora no estás aquí a mi lado... ni tú tampoco pequeña Aerith.
PASO DE PALABRAS

Las cosas cambian constantemente y nunca nada vuelve a ser lo mismo. Nunca nada vuelve a su punto de partida. Solo puedo contentarme con el recuerdo, con las imágenes que tengo grabadas en mi memoria. Y eso es algo que nadie ni nada cambiará.
Tic tac, tic tac, tic tac... solo han pasado veinte minutos, mil doscientos golpes de reloj. Y aquí nada ha cambiado.
Siento miedo del tiempo realmente, de su lentitud, de como influye en mi. De cada segundo de soledad... "obligada". De cada segundo que no dejo de pensar en ti.
El frio se cuela débilmente bajo la ventana, susurrando permiso para rozar mi piel, pero el calor de la manta solo permite que bese mi rostro, aun humedecido...
Rompo en llanto de repente, ahogando mi susurro entre lagrimas. Disculpándome ante nadie de quererte aun tanto, de sentir que en esta distancia aun me besas en pensamiento.
Rogando a Dios que en determinadas canciones aun me recuerdes... que determinadas palabras te evoquen a mi... que nunca dejes de recordarme, porque yo nunca dejaré de hacerlo.
La noche cae pesada sobre mis ojos, llenos de lágrimas, con mirada borrosa... turbia de amor.
Y no soporto esta angustia pasajera, no soporto pensarte y verte aquí, abrazándome, sintiendo casi tu presencia... no soy capaz de vivir de los recuerdos... nadie debería... Y dejo de llorar...
 

Fragmento 3 "Hacer de un dia de lluvia un dia de sol tras la cortina" (Zulema Guerrero Feteira)

Fuera comienza a llover... exactamente igual que aquí dentro... No puedo evitarlo por más que lo he intentado... y no quiero seguir intentándolo. Necesito limpiar mi alma y manchar mi rostro de rímel, convirtiéndome verdaderamente en una criatura de la noche, sedienta... de algo.
Me acurruco más en la manta, aquí sentada en mi sillón desmontable, mirando hacia la ventana, dejando a mi espalda el resto del salón, tus fotos... y me siento pequeña aquí encerrada...
No comprendo bien si la casa se me hace demasiado grande o demasiado pequeña. Extrañamente son ambas cosas a la vez.
 
Fuera sigue lloviendo... aquí, como se dice, tras la tempestad viene la calma.
Vuelvo a notar la presencia del reloj. Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac... constante...
Y aun así parece que el tiempo no pasa. Sesenta golpes de reloj para hacer un minuto... Un minuto en el que en la calle está pasando de todo. Un minuto de besos, de caricias, de charlas, de sorbos, de baile, de cante, de lágrimas también... de soledades, como la mía.
Un minuto, una hora para mi.
Las dos y veintitrés. Nada más.
El tiempo juega conmigo. Me quiere hacer sufrir.
No quiero ni preguntarme qué estarás haciendo tú en este minuto en el que yo estaba secándome las lagrimas que tu recuerdo me ha provocado. Que fatal sentimiento el añorarte...
 
Parece que la Luna siente curiosidad de saber como estoy, y cautelosamente se asoma tras una nube grisácea frente a mi ventana.
La Luna también tiene sentimientos, y como mujer que es, la curiosidad le puede. Y yo, como mujer, intuyo que se apiada de mi, y no se atreve a darme toda su cara, porque algo ha visto y teme que lo averigüe...
Las mujeres... Intuitivas... Escurridizas...
O nos defendemos a capa y espada o usamos la capa para torearnos y rematamos con una estocada mortal.
Así, somos las mujeres, de hoy en día, de ayer y de siempre.
Celosas, vanidosas, y amigas de nuestras conveniencias.


Fragmento 2 "Hacer de un día de lluvia un día de sol tras la cortina" (Zulema Guerrero Feteira)


Esta manta es quizás tu sustituta... me arropa en este momento que tengo frio, me trae tu perfume cuando la acaricio, como si acariciase tu pelo...
Me envuelve tiernamente, como solían hacer tus brazos... pero no me susurra al oído, no me habla de sentimientos, no me besa cálidamente, con la dulzura que tú lo hacías...
¿Y cuando tenga calor? Toda ropa me sobrará, y solo me faltarás tú...
Tan solo ese pensamiento me ha hecho recobrar el rubor de mis mejillas... sin embargo nuestros cuerpos nunca más se unirán para formar uno. Nunca más seré esa persona que aprendí a ser a tu lado.
Suena el teléfono y la incertidumbre y esa vaga y tonta esperanza de que seas tú hace que mis latidos se aceleren intermitentemente... "Imposible" me digo... "Demasiada casualidad".
Pero mi corazón me da ese calor tan parecido al de una madre que nunca pierde la esperanza... y la realidad me despierta de un frio tortazo.
Son las dos y diez de la madrugada... alguien piensa en mi en este momento, pero esa persona sin duda no eres tú, o al menos tú nunca lo dirías.
Me preguntan por mi paradero, porqué no estoy ahogando mis penas en alcohol como toda persona "normal" hoy en día siendo sábado noche.
¿Mi respuesta? Porque un sábado es solo un día más en el que cambian los hábitos de la noche, la música, la vestimenta... aliños a nuestra Coca-Cola... pero nada más allá...
Porque ahogo mis penas en llanto.
Porque prefiero sentir el calor de una manta con olor a amor que sentir el calor de unos brazos desconocidos con olor a tabaco y alcohol.
Porque prefiero unos momentos de recuerdos bonitos, que tener recuerdos de otros momentos...
Porque la compañía que tengo ahora mismo nadie podría dármela.
Porque prefiero rodearme de oscuridad y silencio que de cante, máscaras e hipocresía.
Porque la noche es muy traicionera, y hay que elegir bien tus aliados.
Porque es todo puro carnaval, y todos llevamos un disfraz...

Aun asi me limito a no contestar. Fingiré que duermo y me ahorraré dar inútiles explicaciones.
Esta noche es mía, para no escuchar nada ni nadie, solo mi música y mis pensamientos.
Aprendiendo a amarte en la distancia que hemos decidido interponer en nuestro amor, para no sufrir...
Porque nos amamos y lo olcultamos. Porque te engañas a ti mismo ignorando a tu corazón... y yo sufro sabiendo que lo ignoras, que me ignoras a mi también.
Pero esto me esta haciendo fuerte. Me hace crecer y ocultarme en la oscuridad, tras mi muro indestructible de dolor, lágrimas, miedos, soledad y mucha impotencia... De no ser nada... de no poder hacer nada...